viernes, 26 de diciembre de 2014

¿Por qué la mayoría de asiáticos tienen los ojos rasgados?


Esa característica física que diferencia, principalmente, a las personas de origen asiático de las de origen occidental recibe el nombre de “brida mongólica“, “epicanto” o “pliegue epicántico“. Se trata de un repliegue del párpado superior que cubre la esquina interna del ojo, tapando la carúncula del lacrimal y que se extiende hacia abajo uniéndose con la piel de la cara.

Ojos rasgados, ¿por qué?

Durante mucho tiempo se extendió la creencia de que los ojos achinados o rasgados se debían a que la estructura ósea que contiene el globo ocular tenía forma de almendra en las personas de origen asiático. Paralelamente, se decía que el mismo globo ocular de estas personas tenía esta forma y no era esférico, como el de los occidentales. Nada más lejos de la realidad, pues la morfología ocular tanto de orientales como de occidentales es exactamente la misma, con la única diferencia del epicanto.
La brida mongólica parece tener su origen en una necesidad adaptativa tanto a la intensa luz y el frío extremo como a fuertes vientos, dependiendo del lugar donde se produzca. Por un lado, esta mutación genética permitió que distintos grupos de homo sapiens que llegaron a zonas árticas adquirieran una ventaja evolutiva para poder adaptarse y sobrevivir a condiciones extremas de frío y nieve permanente. Por otro lado, los grupos de sapiens asentados en zonas cálidas de sabana y desierto, desarrollarían asimismo esta mutación con el fin de proteger sus ojos de los fuertes vientos y tormentas de arena propias de estas zonas.
Aunque esta parece la teoría más plausible, un grupo de especialistas chinos argumentan que la brida mongólica es consecuencia de la diferente rama evolutiva de estos individuos que, alegan, provienen de una rama de homínidos distinta a la de los occidentales: el Homo Erectus Pekinensis. Sin embargo, esta teoría es rechazada por la mayoría de los antropólogos contemporáneos, que afirman que solamente el Homo Erectus africano sobrevivió a la evolución, convirtiéndose posteriormente en el Homo Sapiens.

Todos somos chinos alguna vez

Pues sí, como lo oyes. Todos, absolutamente todos nosotros, desarrollamos la brida mongólica cuando estamos en el útero, aunque algunos de nosotros la perdemos entre el tercer y el sexto mes de gestación. Ésta característica permanece no sólo en los bebés chinos, sino en los de todaAsia, en los de los pueblos nativos de Norteamérica, los de algunos pueblos de África, los inuits e, incluso, en algunos zonas europeas como Escandinavia.